jueves, 20 de octubre de 2016

SOMOS ESE PAÍS LLAMADO COLOMBIA

Por: Luis Alfredo Quintero La Rotta
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
El tema de actualidad en el país, en las discusiones académicas, los noticieros, las charlas con los amigos y las reuniones familiares es el acuerdo de paz con las FARC, no hay un solo espacio de este país que no esté permeado por este tema, pero, algo curioso es que aún se siente ese ambiente de incertidumbre de realismo feroz que los colombianos nos negábamos a vivir, sí, lo digo porque a pesar de ser un país inmerso en un conflicto armado, de tener una alta tasa de criminalidad en las ciudades, vivimos en una burbuja en la que decimos “si no me pasa nada malo a mi o mi familia todo está bien”.
Vivimos en un país en donde el colombiano promedio lee un libro al año, que es nada comparado con otros lugares del mundo en donde se leen más de siete libros por año – y así pretendíamos que la gente leyera los acuerdos entre el Gobierno y las FARC -. Somos el país de los indignados virtuales, todo lo manifestamos por redes sociales, todos somos expertos a la hora de opinar sobre cualquier tema, hasta de como armar una bomba atómica sin ni siquiera tener idea de que es una bomba atómica. Somos un país en donde el 62,59% de las personas habilitadas para votar no lo hace, no tienen la madurez política y mucho menos el compromiso moral con las miles de víctimas directas o indirectas de este conflicto, y son estas personas las que primero salen a vituperar sobre el gobierno, la situación del país, a poner el grito en el cielo.
Somos el país más fácil de engañar, tan fácil de engañar que nos meten ideas inexistentes en la cabeza como las que utilizaron los promotores del NO; ideas reveladas por el ex-gerente de la campaña Juan Carlos Vélez Uribe miembro del Centro Democrático en una entrevista al diario La República. aquí un aparte del la entrevista en donde él habla sobre la estrategia de desinformación “¿Cómo fue la estrategia? - Descubrimos el poder viral de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con  un alcance de seis millones de personas.
Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia  era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas.”
Aquí  como vemos claramente Vélez Uribe habla de que se buscaba desinformar al pueblo colombiano sobre los acuerdos, logrando su cometido al desinformar al pueblo colombiano ganando el NO, sin dejar de lado que esto influenció en gran medida a las personas que no acudieron a las urnas a votar, porque les genero apatía y un malestar de impunidad e incredulidad hacia los acuerdos.
Nosotros los colombianos nos quejamos de los políticos corruptos pero seguimos al servicio de ellos, al servicio de sus intereses personales. Nos gusta creernos los más “avispados”, como diríamos vulgarmente, pero en realidad somos unos “vivos-bobos”, llenos de ideas arcaicas, cegados aún por el fanatismo religioso que nos lleva a discriminar a nuestro prójimo, señalarlo y juzgarlo. Una “mojigatería” y “morrongueria” en la que se sataniza el querer enseñarle a los niños que las diferencias no son malas y que es deber y derecho como ser humano vivir una vida sexual responsable, esto que acabo de señalar se uso como argumento para impedir que se logre terminar con uno de los actores más importantes del conflicto; somos ese país en donde la cultura violenta está en nuestro ADN, que nos parece absurdo terminar un conflicto armado de más 50 años por la vía pacífica y del diálogo.
Esto es un problema netamente cultural, donde no existe una cultura de paz, una cultura que estimule el compromiso ciudadano a la participación política. Somos ese país que aún vive en ese letargo de ser el segundo país “más feliz del mundo”, pero tal parece que somos el más perezoso, rencoroso e indiferente ante el dolor humano del mundo; nadie nos quita ese primer lugar. Somos ese país en donde el “líder” del NO el senador Álvaro Uribe Vélez lanza unas propuestas que ya están desarrolladas en un acuerdo (que no es perfecto, pero qué es lo mejor y más sano que se pudo lograr), donde no propone nada nuevo, ni mucho menos nada relevante y que dice que si no se hace lo que él dice todo estará mal, cuando su campaña se basó solo en mentiras y calumnias. Somos ese país que decidió servir a los intereses particulares de esos políticos corruptos y grupos hegemónicos que tanto criticamos. Sí , somos ese país en el que tenemos el poder de decir basta a la violencia, basta a los muertos, basta de todo este dolor y sufrimiento que deja la guerra, pero unos cuantos decidieron decir NO y ganaron. Sí, somos ese país llamado Colombia.  

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