sábado, 29 de octubre de 2016

ENTREVISTA LUISA FERNANDA GARCÍA CAMPAMENTO POR LA PAZ CALI

Por: Kelly Diaz 
Estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
Continuando con nuestra serie de entrevistas a algunos jóvenes lideres y participantes del Campamento por la paz en Cali, Kelly Diaz hablo con Luisa Fernanda Garcia estudiante de Trabajo Social en la Universidad Católica, ella hablo sobre lo que busca el campamento por la paz y lo que viene como movimiento 



viernes, 28 de octubre de 2016

ENTREVISTA ALEJANDRA GALEANO CAMPAMENTO POR LA PAZ CALI

Por: Kelly Diaz 
Estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
Continuando con nuestra serie de entrevistas a algunos jóvenes lideres y participantes del Campamento por la paz en Cali, Kelly Diaz hablo con Alejandra Galeano estudiante de Ciencia Política en la Universidad Javeriana Cali, ella hablo sobre lo que busca el campamento por la paz y lo que viene como metodología de paz




ENTREVISTA JESSICA HERNANDEZ CAMPAMENTO POR LA PAZ CALI

Por: Kelly Diaz 
Estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
Continuando con nuestras entrevistas a los estudiantes, victimas y lideres que hacen presencia en el campamento por la paz Cali, Kelly Diaz hablo con Jessica Hernandez Estudiante de Derecho de la Universidad Santiago de Cali y una de las lideres de este campamento ella nos contó cuales eran los objetivos de este y cuales serian sus estrategias para dar a conocer los acuerdos firmados en la Habana entre el Gobierno y las FARC 


miércoles, 26 de octubre de 2016

ENTREVISTA GISELL CARABALÍ CAMPAMENTO POR LA PAZ CALI

Por: Kelly Diaz 
Estudiante de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
Kelly Diaz estuvo el día de ayer en el campamento por paz, en la plazoleta de San Francisco, centro de Cali, conociendo sobre esta iniciativa de algunos jóvenes universitarios y victimas del conflicto, una de ellas Gisell Carabalí Rentería representante de unas las JAC de la vereda La Paz en el Naya 




jueves, 20 de octubre de 2016

SOMOS ESE PAÍS LLAMADO COLOMBIA

Por: Luis Alfredo Quintero La Rotta
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
El tema de actualidad en el país, en las discusiones académicas, los noticieros, las charlas con los amigos y las reuniones familiares es el acuerdo de paz con las FARC, no hay un solo espacio de este país que no esté permeado por este tema, pero, algo curioso es que aún se siente ese ambiente de incertidumbre de realismo feroz que los colombianos nos negábamos a vivir, sí, lo digo porque a pesar de ser un país inmerso en un conflicto armado, de tener una alta tasa de criminalidad en las ciudades, vivimos en una burbuja en la que decimos “si no me pasa nada malo a mi o mi familia todo está bien”.
Vivimos en un país en donde el colombiano promedio lee un libro al año, que es nada comparado con otros lugares del mundo en donde se leen más de siete libros por año – y así pretendíamos que la gente leyera los acuerdos entre el Gobierno y las FARC -. Somos el país de los indignados virtuales, todo lo manifestamos por redes sociales, todos somos expertos a la hora de opinar sobre cualquier tema, hasta de como armar una bomba atómica sin ni siquiera tener idea de que es una bomba atómica. Somos un país en donde el 62,59% de las personas habilitadas para votar no lo hace, no tienen la madurez política y mucho menos el compromiso moral con las miles de víctimas directas o indirectas de este conflicto, y son estas personas las que primero salen a vituperar sobre el gobierno, la situación del país, a poner el grito en el cielo.
Somos el país más fácil de engañar, tan fácil de engañar que nos meten ideas inexistentes en la cabeza como las que utilizaron los promotores del NO; ideas reveladas por el ex-gerente de la campaña Juan Carlos Vélez Uribe miembro del Centro Democrático en una entrevista al diario La República. aquí un aparte del la entrevista en donde él habla sobre la estrategia de desinformación “¿Cómo fue la estrategia? - Descubrimos el poder viral de las redes sociales. Por ejemplo, en una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’ con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país estaba en la olla. Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado pasado tenía 130.000 compartidos con  un alcance de seis millones de personas.
Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia  era dejar de explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos acentos.  En la Costa individualizamos  el mensaje de que nos íbamos a convertir en Venezuela.  Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho municipios del Cauca pasamos propaganda  por radio la noche del sábado centrada en víctimas.”
Aquí  como vemos claramente Vélez Uribe habla de que se buscaba desinformar al pueblo colombiano sobre los acuerdos, logrando su cometido al desinformar al pueblo colombiano ganando el NO, sin dejar de lado que esto influenció en gran medida a las personas que no acudieron a las urnas a votar, porque les genero apatía y un malestar de impunidad e incredulidad hacia los acuerdos.
Nosotros los colombianos nos quejamos de los políticos corruptos pero seguimos al servicio de ellos, al servicio de sus intereses personales. Nos gusta creernos los más “avispados”, como diríamos vulgarmente, pero en realidad somos unos “vivos-bobos”, llenos de ideas arcaicas, cegados aún por el fanatismo religioso que nos lleva a discriminar a nuestro prójimo, señalarlo y juzgarlo. Una “mojigatería” y “morrongueria” en la que se sataniza el querer enseñarle a los niños que las diferencias no son malas y que es deber y derecho como ser humano vivir una vida sexual responsable, esto que acabo de señalar se uso como argumento para impedir que se logre terminar con uno de los actores más importantes del conflicto; somos ese país en donde la cultura violenta está en nuestro ADN, que nos parece absurdo terminar un conflicto armado de más 50 años por la vía pacífica y del diálogo.
Esto es un problema netamente cultural, donde no existe una cultura de paz, una cultura que estimule el compromiso ciudadano a la participación política. Somos ese país que aún vive en ese letargo de ser el segundo país “más feliz del mundo”, pero tal parece que somos el más perezoso, rencoroso e indiferente ante el dolor humano del mundo; nadie nos quita ese primer lugar. Somos ese país en donde el “líder” del NO el senador Álvaro Uribe Vélez lanza unas propuestas que ya están desarrolladas en un acuerdo (que no es perfecto, pero qué es lo mejor y más sano que se pudo lograr), donde no propone nada nuevo, ni mucho menos nada relevante y que dice que si no se hace lo que él dice todo estará mal, cuando su campaña se basó solo en mentiras y calumnias. Somos ese país que decidió servir a los intereses particulares de esos políticos corruptos y grupos hegemónicos que tanto criticamos. Sí , somos ese país en el que tenemos el poder de decir basta a la violencia, basta a los muertos, basta de todo este dolor y sufrimiento que deja la guerra, pero unos cuantos decidieron decir NO y ganaron. Sí, somos ese país llamado Colombia.  

miércoles, 12 de octubre de 2016

ENTREVISTA NOTICIERO PAZIFICO NOTICIAS

De parte de todos los miembros de la Fundación Pazificos Damos las gracias al Noticiero Pazifico Noticias por abrirnos un pequeño espacio darnos a conocer y poder dar nuestras impresiones sobre lo que esta pasando con el actual proceso de paz, para verla solo deben hacer clic en el vinculo "ENTREVISTA PAZIFICO NOTICIAS", gracias a todos por su apoyo 

martes, 11 de octubre de 2016

MAS ALLA DEL SI O EL NO, MAS ALLA DE SANTOS Y URIBE…

Por: Jhon James Guerrero
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle

Es usual hoy en día, y de hecho desde los días siguientes a los resultados del plebiscito, encontrar noticias relacionadas con las controversias generadas a raíz de las artimañas desarrolladas por el grupo de campaña del ex presidente Álvaro Uribe (que lograron convencer a un número grande de ciudadanos que votaron por él no, no por ser seguidores de sus argumentos estrictamente), con los estados de ánimo del grupo que rodea a todo el presidente Juan Manuel Santos y los ciudadanos que acompañaron su proceso en torno al sí en las urnas e, igualmente, artículos noticiosos que no solo se enfocan en las posibilidades con las que cuenta el país para darle viabilidad o salida al proceso de paz logrado con las FARC, sino también artículos que ponen en un nivel muy alto a dos personajes que, aunque quieren la paz, no concuerdan en algunas de las ideas plasmadas en dichos acuerdos y que, en algunos canales del orden nacional y local, ponen en evidencia aspectos que van mucho más allá de lo que los acuerdos en forma natural pueden mostrar.

Y, aunque para nadie es un secreto que esto es muy importante para conocer el rumbo, sobre todo a feliz término, que pueda tener el proceso de paz, en un contexto donde un nobel de paz otorgado al primer mandatario que puede significar dos cosas. Una, que la comunidad internacional requiere por parte del gobierno nacional sumar esfuerzos para darla salida positiva al proceso y, segundo, que la oposición tienda a dilatar aún más la coyuntura, buscando beneficios de orden estrictamente político, que para muchos no es nada raro que se relaciona con la nueva elección presidencial que se avecina, lo cierto es que la comunidad en general, no solo la nacional sino también la internacional, espera que la paz que el gobierno llama como “estable y duradera” se logre de la mejor forma o inicie su proceso con la desmovilización y la inserción a la legalidad de gran parte de los integrantes de las FARC. Por lo que en este punto, lo importante no es centrar la discusión en que personalidades recaiga la conducción del proceso o de quienes sean los protagonistas del sí y el no, lo verdaderamente trascendental es permitir que todo llegue a feliz término, buscando esa reconciliación no solo entre el gobierno y la oposición, entre el gobierno-la oposición y las FARC, sino también sobre los que en algún momento dijimos sí o no a los acuerdos de paz antes y después del plebiscito.    

Muestra de lo anterior han sido las diferentes manifestaciones por la paz que no contiene ningún tinte político o ideológico asociados al gobierno y la oposición, sino a una forma de pensar en la que el bienestar social se convierte en la verdadera consigna a replicar en todo el territorio nacional. Iniciativas que llevan a fortalecer lo anteriormente mencionado y en la que el verdadero protagonismo lo adquieren las personas del común que han sido víctimas directas e indirectas del conflicto, pero que razonan en algo particular: la paz. De esta forma, es muy importante preguntarse: ¿Qué tanto queremos la paz?, y no necesariamente se convierte en una pregunta dirigida al ciudadano común, que como lo he mencionado ha salido a las calles a elevar su voz por una causa que vale la pena y que el país requiere hace muchos años.

Por el contrario, es una pregunta dirigida a aquellas personalidades del orden político nacional, que es ahora donde realmente se sabrá el rumbo del proceso de paz, recordando que para ellos no sabemos qué tan viable sea dejar, nuevamente, en manos de la población una decisión de tal magnitud, y más ahora que los resultados del plebiscito del 2 de octubre puso en una posición privilegiada al grupo del hoy senador Uribe. Posición que han sabido manejar, pero que también ha dado ese impulso necesario para encontrar, cada día que pasa esta coyuntura, iniciativas que buscan sumar esfuerzos para el cambio nacional y mucho más ahora que se avecina una negociación otro grupo armado que en su momento dividirá al país en torno a esos acuerdos que se puedan lograr. Por ende, es una situación normal que la coyuntura del país transcurra de esta forma, pero si sería anormal que desde la posición del ciudadano del común pensemos que debemos replicar este tipo de actuaciones, por lo que estas palabras se convierten en una invitación a sumarse a los procesos sociales a favor de la paz.

En suma, habrá que ser pacientes, seguir informados y convencernos de que la paz es el verdadero camino para cambiar mentalidades, costumbres, actitudes, etc., que se asociación con aquellos aspectos que desintegran el tejido social y ayudan a perpetuar sentimientos de odio, resentimiento, entre otros., que durante muchos años se han interiorizado en algunos ciudadanos.



lunes, 3 de octubre de 2016

EL PAÍS DEL ABSTENCIONISMO Y LA APATÍA

Por: Marlon Octavio Bedoya
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle

La República de Colombia es una Nación, la cual desde sus orígenes ha presentado una serie de hechos de violencia que se han extendido por más de doscientos años, cada constitución política fue precedida por una confrontación armada entre los adeptos de los grandes partidos políticos.

Este país, desde el 9 de abril de 1948 hasta la actualidad no ha tenido ni un solo momento de PAZ, todos los días durante 68 años se han presentado hechos de violencia política la cual ha destruido familias, ha dejado huérfanos, los padres han tenido que enterrar a sus hijos por el simple hecho de ser denominados como enemigos por unos hombres que se creen dioses de la muerte, que imponen su voluntad y siembran el terror por medio de la utilización de la violencia, el cuerpo de las victimas era utilizado para sembrar en el corazón de los hombres zozobra y tristeza, quien pensara diferente o fuese de un partido político contrario es una amenaza, la tolerancia política fue desapareciendo con el paso del tiempo y surgieron los colombianos sin conciencia política, apáticos a todo proceso político, los cuales consideran que esta no afecta sus vidas.

Muchos Colombianos crecieron teniendo la idea de que la política era mala, que de ella solo provienen cosas negativas, eso afecta nuestra vida, es mejor no inmiscuirnos en ella, porque podemos ser asesinados, este hecho de miedo a la política hizo que millones de colombianos el día 2 de octubre de 2016 decidieran quedarse en casa, ir a paseo de rió, a una piscina, a la finca, poner música a todo volumen y vivir sin preocupaciones ingiriendo licor, junto a sus amigos y familia, pensando como conseguiría dinero para las fiestas decembrinas que están próximas,  la postura de estas personas frente al plebiscito que refrendaban los acuerdos entre el Gobierno y las Farc, era simple en este país ha presentado una guerra durante cincuenta y dos años contra la Guerrilla de las Farc, se puede vivir en guerra durante otros cincuenta años al fin y al cabo esa supuesta guerra nunca me ha afectado a mi o mi familia, el problema de ese pensamiento egoísta e irresponsable podría llevar al país a un nuevo episodio de escalamiento del conflicto donde su familia puede salir afectada por las acciones de guerra que podrían ocurrir, ellos con su accionar dijeron no nos importa el futuro de este país, seguiremos sobreviviendo y viviendo nuestra vida. La paz no es importante.

La acción de 22 millones de colombianos que decidieron no ejercer su derecho al sufragio, pone en evidencia la apatía política que existe en este país, donde suelen haber más votos por un reality show en el cual no se decide el futuro del país, ni el futuro de las generaciones próximas que podrían haber tenido la dicha de nacer y crecer en un país sin guerra, en el cual se hable de un terrible episodio de violencia que afecto a miles de colombianos a lo largo y ancho de país, frente al cual se comprometieron todos y todas a no repetir la historia de violencia política que ha impedido el avance de la sociedad colombiana y su esplendor entre las naciones latinoamericanas.

Al lector de este escrito le digo, por favor reacciona, libérate de la apatía, conviértete en un verdadero ciudadano, por tus hijos o nietos apoya el proceso de paz, imagínate una Colombia en la cual los recursos no se destinen a la guerra, donde los niños no se acuesten con sus estómagos vacíos, las  madres no deban enterrar a sus hijos, la tolerancia y la paz reinen.

A PROPOSITO DEL PLEBISCITO

Por: Jhon James Guerrero
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle

A propósito del plebiscito, y apartándonos claramente de las discusiones que pudo generar la realización simbólica de la firma del acuerdo logrado en la Habana, Cuba entre el gobierno de turno de Juan Manuel Santos, en representación no solo del Estado colombiano, sino también de un gran número de nacionales optimistas de un cambio y ruptura “positiva” en la historia de este país, con las FARC-EP en la grande y deslumbrante, por su carácter histórico, Cartagena de indias y no en otros espacios como el departamento del Choco, el Cauca, entre otros departamentos que la misma cartografía de la violencia ha referenciados como algunos de los de mayor desenlace del conflicto armado, era muy fácil escuchar a diario, y no necesariamente desarrollando un ejercicio investigativo, como los ciudadanos de a pie desplegaban una serie de argumentos a favor y en contra de los acuerdos pactados. Argumentos que se circunscribían no en un análisis detallado o, si se quiere, técnico y fundamentado de lo que verdaderamente iba a ser perjudicial o, en su defecto, positivo para el territorio, y ni mucho menos de que apartes debían ser corregidos de una forma estable (entendiendo que aquí lo que se estaba desarrollando era un juego de roles), sino más bien expresados desde un fuerte sentimentalismo que no, necesariamente, indicaba que hubiesen dedicado el tiempo suficiente para leer detenidamente el amplio contenido de los acuerdos, y connotando suavemente que el país “cuenta” con una amplia cultura de la lectura (el sarcasmo existe). Por ende, era una forma muy justificada de encontrarse este tipo de dinámica en cualquier espacio (calles, casas, salones académicos, etc.) del territorio nacional. 

En ese orden de ideas, los grandes adeptos del no, y no hago referencia a las cabezas visibles de algunos partidos y movimientos políticos y hasta religiosos del orden nacional que todos podemos deducir de quien o quienes se habla, por ejemplo, por el personalismo tan fuerte que se ha desarrollado en la política colombiana, sino del colombiano común y corriente, salieron a flote aspectos relacionados con las formalidades políticas, sociales y económicas de algunos países donde la derecha no ha tenido en los últimos 10 años, y probablemente más, la influencia y el poder que si se le ha quitado, o más bien, nunca se le ha otorgado a la izquierda en Colombia. Opiniones vagas en forma de argumentos muy “bien elaborados” relacionados con la no dejación de las armas por parte de este grupo ilegal, la no dejación del narcotráfico como fuente de ingresos, la no entrega de los niño, niñas y jóvenes reclutados de manera forzosa en el desarrollo de esta relación bélica de más de 50 años, entre otra serie de explicaciones que desbordaban y desvirtuaban el orden y la hoja de ruta establecida de forma progresiva en los acuerdos. En esencia, algunos podrían decir, especialmente los ciudadanos esperanzadores del cambio, que solo se convirtieron en ideas de personas que repetían los argumentos que se desarrollaban en los diferentes canales nacionales, personas que en su mayoría, por no decir en su totalidad, vivieron el conflicto por el mismo medio del que se informaron para ser fieles seguidores del no.   

Entre tanto, como no basta con hacer alusión a los del no, también es importante situarnos en la otra parte; los optimistas del sí. Fieles seguidores de la cultura de la no violencia que han comprendido que la paz no se consigue con la firma de unos acuerdos, pero que si es el paso inicial para llegar a ella. Paso importantísimo, que aunque no se logró el día 2 de octubre del 2016, si es de seguir aumentando los esfuerzos para desmontar progresivamente, bajo otro mecanismo, los grupos insurgentes como las FARC-EP, que es el de mayor pronunciamiento en términos de masacres, reclutamiento forzado, extorsión, minas antipersona, en general de un gran número de actos de violencia en el país. Por consiguiente, un movimiento, que si se toma los resultados del plebiscito, es igual o un poco mayor que el de los adeptos del no, pero que son aún más esperanzadores de que los cambios políticos, sociales y sobre todos en los corazones de los ciudadanos es posible.  

En este punto, es difícil incluir al gran número de ciudadanos habilitados para votar que no pusieron en funcionamiento el mecanismo de participación política por excelencia en una democracia (22.091.087 – 63.29%), porque sería muy fácil decir que no estaban de acuerdo con los acuerdos pactados, pero también es fácil interpretar que, al igual que el exceso de confianza del gobierno nacional pensando que ganaría el sí, es posible ubicar a muchos de estos ciudadanos en ese grupo de optimistas que creyeron que no era necesario su voto, o no era decisivo para un tema que se resolvería “solo”. Lo cierto es que, esto plantea no solo para la presente coyuntura nacional, por un lado, que tan importante se convierte dejar en manos del pueblo este tipo de temas, y del otro lado un fuerte trabajo, primeramente en educación general nacional, y segundo un trabajo en cultura política que establezca que es necesario conocer las posturas del ciudadano, independientemente de su decisión ósea, incentivar la participación política porque el abstencionismo fue extremadamente alto; situación que requiere de un análisis.   

Ahora bien, bajo esta mirada del SI y el NO es imposible no situarse en los resultados electorales del 2 de octubre, ya que nuevamente esa dicotomía que permitiría la incorporación de un bando de izquierda sumergido en la ilegalidad, a que haga parte de la institucionalidad y empleando medios alternativos y formales que se alejen de la violencia, adquiere un carácter territorial que invoca a una discusión entre los que han vivido en conflicto de forma directa e indirecta. A partir del trabajo realizado por la registraduria, donde el SI obtuvo el (49.78%) con 6.377.482 votos y el NO (50.21%) con 6.431.376 votos, es fácil notar que los grandes promotores del NO se ubicaron en los departamento de Antioquia, Santander, N. de Santander, Caldas, Cundinamarca, Tolima, Risaralda, Huila, Quindío, Meta, entre otros, que prácticamente comprenden la región andina (a excepción del Caquetá Meta, Casanare y Arauca donde también gano el no). A diferencia de los demás departamentos de las otras regiones donde gano el SI añadiendo a Bogotá que hace parte de la región andina, especialmente en departamentos azotados con una intensidad mucho mayor como el Valle, Choco, Cauca, Nariño, Putumayo, Amazonas, entre otros. Y esto es lo que ha permitido que en el ideario nacional, particularmente del ciudadano de a pie, persista y fácilmente se perpetúe la idea de que el odio, el rencor, el resentimiento, etc., prima en los corazones de los colombianos de quienes ven el conflicto por televisión y sobre todo la idea de una división entre el centro y la periferia.

Lo último importante por mencionar es que, el rumbo que coja este tema de los acuerdos de la Habana seguramente deberán incluir a los diversos sectores que hacen parte de la vida nacional, especialmente los defensores del no en cabeza el ex presidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez, quien de una forma muy trascendental, aun así enfrentándose a sus detractores en los diferentes espacios visitados, fue el mayor vencedor de este proceso. Esto, probablemente, le generara un espacio de participación política que permita renegociar con las FARC-EP, y le genere protagonismo en la historia nacional del país, así sea fructífero o no lo que se logre conseguir del 2 de octubre en adelante. Discusión, en consecuencia, que seguramente en los diferentes espacios académicos e informales se desarrollara al igual que como se mencionó anteriormente con el tema del sí y el no.

En suma, con todos los problemas referenciados en este artículo y que no son suficientes para ilustrar esta coyuntura nacional, que no solo se ubica en la discusión previa al plebiscito, del plebiscito o sus resultados y venideros, aunque se busquen otras alternativas para darle salida a los acuerdos de la Habana, Cuba, que es el paso siguiente tras la puntada del No en las urnas, toda este juego previo al plebiscito del 2 de octubre sienta las bases sobre una discusión muy importante, y es: ¿Qué tan necesario era el plebiscito en este proceso?. Seguramente, se mantendrá la idea de que ese era el medio necesario para legitimación de los acuerdos, pero también tendrá cabida quienes piensen que permitir la que las mayorías voten en algunos aspectos trascendentales de la vida nacional sea un defecto en las democracias que se circunscriben en contextos donde ni tan siquiera la población cuenta con unos mínimos de formación educativa que permita entender la importancia de plantear cambios necesarios para un país, así se reconozcan que en algunos puntos, lo más probable, es que no estarán de acuerdo, aun así, los que promovieron el SI (igualmente otras discusiones asociadas).    


domingo, 2 de octubre de 2016

FUNDACIÓN PAZIFICOS LES DA LA BIENVENIDA

Buenas noches en nombre del equipo de la Fundación Pazificos les damos la bienvenida a nuestro blog, en este podrán encontrar información acerca de las actividades sobre cultura de paz, Derechos Humanos, Memoria Histórica y todas las lineas de acción de nuestra fundación, así como noticias de interés general en cuanto al desarrollo del proceso de paz en Colombia.

Esperamos contar con su apoyo y que nos sigan a través de nuestras redes sociales.


NUESTRAS LINEAS DE ACCIÓN

Fundación Pazíficos 

Tenemos como objeto, fomentar y promover los DDHH, ciudadanía, cultura de paz y desarrollo humano para incentivar sociedades pacificas e inclusivas con enfoque diferencial y desarrollo sostenible de los territorios, así mismo impulsar acciones que ayuden a la reconciliación, memoria histórica, garantía de no repetición en víctimas, dignidad humana y reducción de desigualdades, mediante herramientas formativas como talleres, foros, convenciones, congresos, etc; por medio del arte y todas sus expresiones, así como actividades deportivas, recreativas, que se consideren necesarias para tal objetivo.