ARTICULO ACADÉMICO DE LA FUNDACIÓN PAZIFICOS.
Este es una pequeña mirada a las cifras de pobreza que deja la guerra contra los grupos armados en el país.
Colombia
se encuentra en una transición importante, el fin del conflicto con la
guerrilla de las FARC-EP, una guerra de más de 50 años, oportunidad de creer en
el cambio social, en la construcción de país y en la mayor oportunidad de
reconciliación. Dentro de este conflicto han existido infinidad de problemas
sociales, económicos y culturales que afecta aún gran número de colombianos; una
de estas problemáticas es la pobreza. Por ello, pensar en la construcción de
paz requiere construir oportunidades de erradicación de la pobreza y
oportunidades de desarrollo y equidad para todos.
Hay
que reconocer primero que este conflicto dejó 7.936.566 víctimas -según el
Registro Único de Víctimas (RUV)-. Muchas de estas vivían en condiciones de
desigualdad y pobreza en la zona rural, situación que se agudizó por el
conflicto, en especial las millones de familias que fueron desplazadas hacia
las principales ciudades del país, llegando a lugares con problemas
socioeconómicos adversas que no permitían oportunidades de desarrollo y una
vida digna, al igual que el 27,8% de personas en el país que se encuentran en
pobreza.
La
pobreza se convierte en un reto muy importante para un escenario de postconflicto,
ya que construir un país pacífico requiere ir más allá de la reconciliación de
sus ciudadanos y la ausencia de violencia, puesto que no podemos vivir en paz
con hambre, sin educación, sin salud, sin vivienda, sin dignidad humana; la paz
no será solo la ausencia del conflicto, la paz que se deberá alcanzar con
equidad, prosperidad y desarrollo humano, más aún cuando nuestro país se
caracteriza por ser,
El
segundo país más desigual del continente americano, con un coeficiente de Gini
de 0,552, con una población en situación de pobreza de 27,8% y en pobreza
extrema de 7,9% (en 2014 la pobreza afectó a 13 millones de colombianos y en
pobreza extrema 3.7 millones). A su vez, el Índice de Pobreza Multidimensional
fue para el año 2015 de 20,2%, con mayor número de privaciones dadas por el
trabajo informal (74,5%) y el bajo logro educativo (48,2%), además de brechas
sociales entre la zona rural y la urbana, donde la zona rural presenta mayores
privaciones conforme al analfabetismo, acceso a fuentes de agua potable y
alcantarillado, condiciones de las viviendas y calidad de la educación. Es
importante resaltar que uno de cada dos colombianos que habitan en zonas
rurales es pobre, mientras que uno de cada cuatro que habitan en la zona urbana
es pobre.
La
pobreza en algunos territorios de Colombia están por encima del 50% de los habitantes,
ejemplo de ello son los departamentos de Chocó, Cauca y Nariño, en ellos,
quienes padecen esta condición en su mayoría son población Afrodescendientes y
minorías indígenas. Por otro lado, el mayor número de personas en condición de
pobreza se concentran en departamentos más prósperos -puesto que aportan el 50%
del producto interno bruto PIB del país-, como lo es Antioquia y Valle del
Cauca, así como Bogotá, concentrando el 25% de las personas pobres del país,
indicadores que reflejan la desigualdad existente en los territorios.
Así
mismo, la mayoría de la incidencia de la pobreza multidimensional se concentra
en en el Pacífico colombiano con 33,8% de incidencia, seguido de la región
Atlántica con 31,2% y entrever lugar la región central de Colombia.
Los
hogares en pobreza en Colombia se caracterizan por, al tener una mujer como
jefe de hogar la incidencia de la pobreza es del 31%, mientras que cuando es un
hombre la incidencia es del 26,3%, pero cuando el jefe de hogar son jóvenes la
incidencia aumenta al 32,1%, mientras que cuando los jefes de hogar son adultos
mayores es de 22,4%.
Es
así como, pensar en un escenario de paz con estas características de
desigualdad, requiere empezar a trabajar por la erradicación de la pobreza y la
desigualdad en nuestro país. Del mismo modo, el creer en la construcción de
reconciliación debe contribuir con políticas de verdad y justicia, pero al
mismo tiempo una política de la reconciliación, verdad, justicia y cultura de
paz. Debe ser, entonces, una política de desarrollo humano para la creación de
oportunidades e inclusión, ya que no podemos pensar en una Colombia en Paz
donde existan aun personas que vivían en desigualdades económicas y faltas de
oportunidades para vivir dignamente.
Para
terminar, debemos construir sociedades pacíficas que tengan oportunidades de
desarrollo para todos, que la ausencia de violencia está acompañada de la lucha
constante por la desaparición de las grandes desigualdades de riqueza y
oportunidades, iniciando con una formación educativa que permita desarrollar
las capacidades esenciales para una vida digna que forme personas que respeten
las ideas diferentes, con valores humanos, pensamiento crítico, recreación,
cultura política, entre otros.
No
hay sociedades en paz sin capacidades humanas.
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