Por: Jhon James Guerrero
Profesional en Estudios Políticos y Resolución de Conflictos
Universidad del Valle
Universidad del Valle
Este artículo, aclaramos, no pretende exponer o
mostrar algunos argumentos con un orden muy teórico, más bien se ubica en un
lenguaje y argumentos comunes o sencillos que permitan mostrar, como si fuera
un manual de algún elemento electrónico importante para el hogar, como los ciudadanos
permitimos que los medios de comunicación, en un contexto donde poco le
apostamos a que la lectura se convierta en nuestro cuento, sean mas importante de
lo que algunos podamos creer y sean tan decisivos para mover masas y cambiar
formas de pensar, y hasta perpetuar ideologías erróneas que permiten hacer
lecturas de la realidad sociopolítica de manera equivoca.
Para nadie es un secreto que iniciado el mes de
agosto de 2016, los medios de comunicación intensificaron de forma continua
noticias relacionadas con el proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel
Santos y la guerrilla de las FARC-EP; teniendo presente que para ese contexto la
institucionalidad estableció las fechas para las respectivas campañas a favor
del sí y del no, lo que intensificaría, naturalmente, la difusión de tal coyuntura.
Pero esto no es lo realmente importante en este artículo, es normal que las
empresas encargadas del trabajo de difusión de las noticas establezcan como
prioridad este tipo de temas por el momento histórico que se iba a vivir o, más
bien, se vivió el 2 de octubre y que se marcó como el día de la refrendación
por medio de un plebiscito en el que todos conocimos cuales fueron los
resultados; de eso se trata el rating. Lo realmente trascendental del caso, lo
que naturalmente es el problema central que acoge el artículo, es que para esos
momentos era muy fácil encontrarse personas dialogando, debatiendo, charlando o
discutiendo sobre los aparentemente pormenores del acuerdo final que, supuestamente,
de forma detallada leyeron, pero poco después en la que se esperaba una
arremetida de los opositores y una alternativa de solución del gobierno que se
fue dilatando, apareció como si se tratara de un plan B o truco de magia un
fuerte impulso de los medios de comunicación del proyecto de ley sobre la
reforma tributaria; una arremetida del gobierno, si así se le desea llamar.
¿Será que fue una cortina de humo? o más bien
¿deberíamos creer que ese era el curso del proyecto (tiempos de debate en la
legislatura) y que de forma casual los medios de comunicación intensificaron su
trabajo en ese tema que, aparentemente, es igual de importante a la paz?. Llanamente,
lo anterior obtuvo un efecto tan fuerte que, como si se tratara de una
operación matemática donde ya el resultado estaba previsto, las personas
olvidaron rápidamente, mucho más rápido de lo que duraron las campañas a favor
y en contra de los acuerdos de la Habana, Cuba, todo lo relacionado con el
proceso de paz gracias a la difusión de dicha reforma tributaria; como si se
fuera borrado por arte de magia.
Ya el cubrimiento noticioso sobre el proceso de
paz, aunque continuaría, ya no sería tan importante como un tema que
verdaderamente afecta a la población: el dinero. De hecho, si nos vamos un poco
más al detalle, aunque no hace parte del tema central del artículo, en este
punto también sería importante preguntarnos ¿Cuál es la verdadera razón de ser
de los medios de comunicación?, ¿informarnos o desinformarnos?. Lo preguntamos
porque teniendo como base las campañas del no, basadas en mentiras, engaños, tergiversaciones,
etc., impulsando temas que no estaban sujetos a los acuerdos (castrochavismo,
ideología de género, etc.), fácilmente podríamos preguntarnos, adicionalmente, que
es más importante ¿el dinero u obrar de forma ética?. Por ende, esto nos permite
hacer una lectura de que tan razonables somos los ciudadanos colombianos para
comprender un proceso sociopolítico trascendental y no dejarnos influenciar de
forma errónea (porque también nos podemos dejar influenciar de forma positiva)
por los medio de comunicación que impulsan noticas, artículos, cuñas
publicitarias, etc., que, inicialmente, nos ubica en un contexto en el que
tomaremos malas decisiones, y segundo nos impulsa a la desunión y afectación
del tejidos social porque como lo logramos comprobar, el proceso de paz fue un
tema que dividió al país.
De esta forma, debemos tener presente, por estos
procesos que hemos traído en el artículo, en forma de aclaración, que el
verdadero desarrollo profesional y social de los medios de comunicación y que nos
parece importante traerlo a colación, porque va más allá del entretenimiento,
es la formación y la educación. De esta manera, se comprende que los medios de
comunicación son tan importantes que, como lo menciona Gutiérrez, Rodríguez y Gallego
(2010; 270) en su artículo “El papel de
los medios de comunicación actuales en la sociedad contemporánea española” en
la revista “Signo y Pensamiento”:
“Los medios de comunicación son contemplados, en
la actualidad, como el primer poder dentro del mundo actual. Sin ellos, los
acontecimientos que se vienen desarrollando, se podría decir, no existen.”
Ahora bien, prueba de la influencia de los medios
de comunicación y la debilidad de los ciudadanos de permitirnos informarnos y
reconocer cuando nos enfrentamos a tergiversaciones de la realidad, es la poca
difusión que han tenido algunas iniciativas que lleven algunos meses, como lo representa
los campamentos por la paz que se han venido descentralizando en las diferentes
ciudades de Colombia, esperando pronta solución de los acuerdos para su implementación.
El problema, que es bueno presentarlo, es que de tener la arremetida noticiosa
de los medios de comunicación, con la misma facilidad con la que los
colombianos dejamos de pensar en el proceso de paz, automáticamente esta iniciativa
tendría más colaboradores porque se comprendería la magnitud del fenómeno que,
aunque lo podemos hacer de forma individual, los medios de comunicación y los expertos
que se muestran hablando nos lo hacen comprender como si entrara con sangre.
Gracias a lo que hemos venido mencionando, el
tema central se ubica en los ciudadanos. En ellos reside, realmente, la
capacidad de comprender los diferentes fenómenos sociopolíticos que hacen parte
de nuestro contexto. Hacer ese tipo de lectura individual implica que
comparemos, contrastemos, etc., diferentes fuentes que nos permitan tener
claridad sobre ciertos temas en particular de orden nacional, departamental, municipal,
y hasta comunal, que nos conlleve a hacer aportes positivos, así sea, a través
del mecanismo por excelencia de la democracia como lo es el voto; que algunos
lo ven como un instrumento muy sencillo y que no cuenta con gran incidencia más
que para escoger políticos. Por consiguiente, en el contexto colombiano, como
la misma historia nos la ha mostrado, los pueblos, naciones, países, etc., que
no aprenden de sus errores están condenados a repetirlo y sobre todo, en
especial a la sociedad civil, a ser dependientes.
En suma, aunque faltaría mucho por revisar para
complementar aún más nuestro artículo, creo que es un escrito que puede poner a
reflexionar a algunos ciudadanos del común sobre la importancia de la formación
interior para tener lecturas reales, críticas y constructivas de nuestra
realidad sociopolítica que, hasta cierto punto, como ya lo hemos mencionado en
este y otro artículos, debilitan las iniciativas que realmente le apuntan al cambio
del país, donde la historia nos ha mostrado que no hemos tenido un solo día
donde la violencia no nos enmarque o nos identifique ante el mundo.
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