¿Más educación o
más trabajo?
En
el marco de las elecciones al primer cargo político, popular y, por ende, más
importante de la Republica de Colombia, la Presidencia, siempre se abren
espacios para impulsar, a través del debate, cada una de las propuestas que han
planteado los candidatos frente a todas y cada una de las temáticas que se
deben abordar en temas de país. El ámbito económico, la reforma a la justicia,
el desarrollo agroindustrial, las pensiones, son algunos de los temas más acalorados
dentro de este proceso democrático que se presente cada cuatro años. Sin
embargo, este no sería el momento de hablar de estos temas ya que, a diferencia
de escenarios pasados, hay un aspecto en particular que los diferencia del
actual. Los adolescentes de hace tan solo cuatro años, hoy ya son adultos
jóvenes que por fin tienen la posibilidad de incidir en el destino del país tan
solo a través del mayor ejercicio político de un ciudadano: el voto. De esta
manera, los temas mencionados, aunque son importantes, no le quitan tanto
espacio a otros temas que, anteriormente, no eran realmente incidentes o
decisivos para determinar, sacando la ya conocida maquinaria política que
reconocemos tiene el peso suficiente, cuál sería el candidato con más
probabilidades de ocupar el cargo a presidente.
Frente
a lo anterior, traemos a colación, gracias a uno de los tantos debates
televisados (el Gran
Debate de RCN y NTN24), la apreciación o
propuesta de gobierno del candidato del Centro Democrático, Iván Duque, sobre
el tema del embarazo adolescente. Y se trae al panel porque, a diferencia de
las posturas educativas y realistas de los otros candidatos frente a la
necesidad de prevención, acompañada de oportunidades de insertarse en la
educación superior para tener expectativas de vida y no caer en las redes de la
pobreza, el candidato en mención, expreso lo siguiente:
“Familia y
colegio tienen que trabajar de la mano para dar una formación sexual y
reproductiva donde haya un sentido de responsabilidad. Y eso es muy importante
en la sociedad colombiana. Adicionalmente hay que ofrecerles a esas niñas,
desde edad temprana, oportunidades de empleo, oportunidades de emprendimiento,
oportunidades de destrezas. Eso también ayuda a generar una
cultura de responsabilidad y prevención para que el tiempo ocioso no las afecte”[1]
Una
apreciación quizás muy apresurada, porque se niega la responsabilidad del
hombre en la problemática. Las mujeres no se embarazan solas y, por lo tanto,
existe una corresponsabilidad que se extiende hasta las instituciones del
Estado encargadas de trabajar en el tema. De modo que, la apreciación del
candidato también niega el accionar de estas últimas, mostrando la poca
operatividad e incidencia de los programa desarrollados durante años para
controlar el embarazo a temprana edad, cargando, ahora, la responsabilidad a
los actores generadores de empleo en la prevención de la problemática en
mención.
Es
importante tener en cuenta que:
En Colombia, una de cada
cinco mujeres menores de 19 años ha tenido un embarazo. Entre los países de
ingreso medio y alto de América Latina, Colombia, México y Brasil lideran estas
malas estadísticas, mientras Argentina, Chile y Uruguay tienen buenos
resultados. El fenómeno disminuye, pero no de manera constante. Entre 2005 y
2010, la tasa se redujo, pero volvió a empeorar entre 2010 y 2012. Desde
entonces ha mejorado, y en 2015 tuvimos la tasa histórica más baja. Hay una
incidencia muy alta en las zonas rurales en general y en la Orinoquia, la
Amazonia y las regiones Pacífica y Atlántica, en particular.[2]
Esto
pesa aún más cuando en contexto de post-acuerdos, se ha podido determinar que
la mayoría de los jóvenes que han hecho parte de las filas de las fuerzas del
Estado para combatir, tradicionalmente, a la ilegalidad en sus diferentes
modalidades (urbana, rural y marítima), han sido jóvenes provenientes de
embarazos a muy temprana edad y que no han tenido oportunidades de estudio, y
mucho menos laborales. Esta última en algunos casos muy precaria, lo que obliga
a ver como oportunidad de oro ingresar a las filas de la fuerza pública por su
alta protección económica en el presupuesto anual del país.
Esto
es una realidad que, principalmente, afrontan personas de la zona rural donde
los servicios del Estado son precarios o no llegan en ninguna modalidad. Estos
reduce las opciones del individuo de pensar en las diferentes alternativas que
tiene en un mayor porcentaje otros individuos que viven en ciudades capitales o
intermedias, y aun así se asume dentro de estos contextos que hay una sensación
de que los jóvenes con embarazo a temprana edad sienten poca protección de la
familia, como institución primaria, y de paso de las instituciones
territoriales que deben generarles la plataforma necesaria para tener la oportunidad
de mayores expectativas de vida no asociadas a la inmersión a las filas de la
fuerza pública.
Así,
creemos que debe existir una postura más clara de los candidatos,
particularmente del candidato que permitió este artículo de opinión, para
combatir el problema del embarazo adolescente dentro de la gran experiencia que
han tenido como actores de la vida política nacional. No podemos centrarnos
solamente en la necesidad de mantener, en gran porcentaje, ocupados a los
jóvenes porque parte de su ocupación, y para poder lograr obtener los mejor de
ellos en otros espacios, es permitirles tiempo para el ocio dirigido a la
recreación, cultura y deporte.